Una cita con el vino
Quien pensaría que uno puede recorrer el mundo tan solo abriendo una botella, los vinos contienen las características del suelo y los sabores propios de una región, esta es una de las enseñanzas que más me impacto cuando asistí por primera vez a una cata de vinos en un lugar donde se esconden los apasionados por esta bebida.
El lugar ubicado en el sector de Quinta Camacho, al norte de Bogotá es un espacio dedicado para las personas amantes de esta bebida, las paredes están repletas de botellas que tienen etiquetas de diferentes partes del mundo. La decoración es hogareña y rustica, los sofás dorados combinan con la chimenea antigua de leña empotrada en una de las paredes de piedra y la música instrumental invita a relajarse. Por un momento me transporte a la época navideña donde la sala de la casa es el lugar de encuentro para disfrutar de un buen vino o comerse las 12 uvas para la buena suerte en la noche de año nuevo, eso me puso a pensar que el vino nos ha acompañado y ha sido el bálsamo que complementa las risas y buenos momentos.
Las personas que se encontraban en el lugar por lo general eran mayores, alguna que otra pareja joven que se quería dejar encantar por esta bebida y personas que solo estaban con sus amigos compartiendo de una copa y una buena charla. Alejandra, una mujer alta con vestido negro, cabello recogido y labios pintados con un color cabernet fue la sommelier que nos instruiría en la experiencia del vino.
Esta cata venia acompañada por platos fuertes o entradas, en mi caso estaríamos experimentando vinos argentinos con ahumados (pollo y carnes rojas). La experiencia se dividió en tres momentos. En un primer momento la entrada fue un desgranado de maíz acompañado de un vino blanco, para la degustación nos sugirieron tres pasos fundamentales antes de dar el primer bocado, el primer paso fue oler el vino y descifrar que tipo de olor tenia (frutal, mentolado, herbal) para esto fue necesario girar la copa de vino con el objetivo de liberar el aroma contenido. El segundo paso fue tomar un sorbo y pasarlo por las paredes de la lengua y la boca para identificar aún más las notas que contenía la bebida. Y por último en un tercer momento era la combinación de un bocado de comida y uno de vino, esto nos permitía alcanzar una sensación nueva en el paladar, a mi parecer esta fue la parte más interesante pues la entrada contenía unos toques de queso que junto con el vino blanco sabían exquisito, era algo que nunca había probado con anterioridad.
En el segundo momento de la experiencia pasamos al segundo momento, el plato fuerte, unas costillas BBQ cuidadosamente cocinadas y doradas por un horno de leña acompañado por un vino tinto Cabernet Sauvignon, un maridaje clásico pero que le daba presencia al sabor de la carne. En este punto nos enseñaron cuales eran las copas correctas para cada vino, las copas para tomar vino blanco suelen ser más pequeñas que las copas para vino tinto porque los vinos blancos no necesitan respirar tanto como los vinos tintos. Cuando se escoge las copas para tomar vino blanco, se deben elegir aquellas que tengan un cáliz angosto y cuya apertura apunte hacia afuera así el aroma del vino puede concentrarse y la intensidad de su sabor durará por más tiempo. Un apunte muy importante es que cuando tomamos vino debemos sostener la copa por el tallo para no calentar el vino.
Por último, la experiencia culmino con un postre de smoores, chocolate y torta de tres leches, este tipo de alimentos es comúnmente acompañado por vinos rosè, esto con la finalidad de que se resalten las notas dulces del postre. Para mi acompañar este postre con este tipo de vino se sintió como saborear una nube, ya que los sabores se complementaban y se difuminaban en el paladar sin chocar entre sí, creando como resultado un sabor efervescente casi imperceptible, pero con un esfuerzo inducido de las papilas gustativas se podía sentir.
En conclusión, mi cita con el vino resultó ser una experiencia gastronómicamente interesante para el paladar, cada bocado era una explosión de sabores y también de conocimiento si usted es de las personas que les apasiona la comida y quiere elevar ese gusto por los sabores el vino es el camino correcto. Las catas no solo sirven para aprender a conocer y tomar vino sino también para compartir con otras personas y pasar un rato agradable.
El vino es una bebida que ha encantado y acompañado distintos momentos de la humanidad, hay quienes se han interesado por conocer a profundidad e incluso educar sus sentidos para disfrutar una buena copa de esta bebida. Estas personas son denominadas como “Sommelier” un experto en la cata y sugerencia de vinos, su función es distinta a los “enólogos”, si bien ambos trabajan en el mundo vinícola, la diferencia radica en que el Enólogo se encarga de hacer el vino, literalmente hablando, mientras que el Sumiller se encarga de maridarlo con las comidas.
Leandro Melo, Sommelier certificado de The Court of Master Sommeliers con 15 años de experiencia nos cuenta su paso por el mundo de los vinos y nos da algunos tips a la hora de elegir una botella.
¿Qué lo llevó interesarse en el mundo de los vinos?
¿Cuál diría que es la función del Sommelier?
¿Cuando nos sirven vino en un restaurante, ¿a qué cuestiones básicas debemos prestarle atención cuando tenemos pocos segundos para evaluar lo que elegimos?
¿Cómo está creciendo la cultura del vino en Colombia?
¿Cuáles son las últimas tendencias de vinos y maridajes en la actualidad?
¿Qué es un maridaje? Y en su criterio ¿cuáles son los 3 tips necesarios para realizar un buen maridaje?
¿Algún consejo para quienes buscan desarrollar el gusto por el vino?
El vino desde la mirada de un Sommelier
Proyecto realizado dentro de la asignatura COLABORATORIO TRANSMEDIA de la carrera de Comunicación Social bajo la
Dirección de Carlos Obando Arroyave / Producción y realización: Laura Fonseca Prieto