Bogotá es vida, momentos, tristeza, dolor, inspiración, talento y mucho más. A pesar de todas las dificultades que ha tenido que afrontar, siempre logra luchar contra la adversidad. En muchas partes de esta bella ciudad hay rastros de esa lucha, acciones de buena fe que buscan recordarle a la ciudad que no todo está perdido, que siempre podemos dar un poco más de nosotros. Para mí, esos rastros son todas y cada una de las expresiones artísticas que habitan en la cotidianidad de la ciudad. Danza, música, performances, poesía, teatro y pintura son algunos de esos recordatorios de nuestra humanidad. Hoy nos enfocaremos en el viaje que hay detrás de la pintura: su mística, su significado, su sentimiento; hoy recorreremos los murales artísticos de Bogotá.
Los siete lugares, que podrán conocer en este trabajo, nacieron y viven llenos de magia, historia y orgullo. Cada uno resalta algo especial de Colombia: son la muestra viva de ese nacionalismo que todos debemos sentir en nuestra sangre. Saber que a pesar de todos nuestros errores siempre hay algo por lo cual volver a alzar la vista.
Decidí trabajar en el centro de Bogotá porque alguna vez este fue la cuna de nuestra ciudad: desde hace mucho tiempo este lugar recopilaba el núcleo de sociedad —la política, el comercio, el buen entretenimiento, la clase, entre otros—, y es por esto que es donde las raíces culturales son más arraigadas. Los contextos que suelen rodear a estos murales convergen en un común denominador: gente, comercio, multitud. Estas piezas se han fusionado loablemente en la vida de los ciudadanos y, en algunos casos, son protegidos por ellos, los cuidan porque saben el valor que le agregan a las calles, que tristemente son destruidas y descuidadas.
El domingo es un día para estar en familia. Durante muchos años, las familias colombianas aprovechan este día para compartir, disfrutar, y recorrer lugares en Bogotá, y el centro no es la excepción. La ciclovía qué pasa por la séptima es bastante concurrida por deportistas, visitantes, citadinos y familias. Muchos van a divertirse, otros van a conocer. Es sorprendente la cantidad de personas que se detiene a detallar su ciudad: su arquitectura, gente, arte e historia. Como ya había mencionado antes, estás obras de arte transmiten una energía indescriptible a quien se detenga a admirarlas. Son pequeños tesoros que debemos conocer, hacer un recorrido parecido al que hice es un excelente plan para un domingo —o sábado, viernes, lunes, realmente para apreciar tu ciudad no hay día exclusivo— y se puede hacer solo o con compañía: lo importante es hacerlo.
En Bogotá hay varios sitios que resguardan estas obras de arte, consideren a Bogotá cómo un gran museo que por secciones alberga más de 500 piezas artísticas. El centro y la localidad de Puente Aranda son los lugares que tienen más murales para apreciar: ambos son declarados Distrito Graffiti por la Alcaldía de Bogotá. Nuestra ciudad nos demuestra que para ver buen arte no hay que ir a un museo o dejar el país, pues Bogotá resguarda las piezas más lindas creadas por ciudadanos para ciudadanos.
BOGOTÁ: Un museo urbano
Por: Sofía Aldana
Proyecto realizado en la asignatura COLABORATORIO TRANSMEDIA de la carrera de Comunicación Social bajo la
Dirección de Carlos Obando Arroyave / Producción y realización: Sofía Aldana